El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) cumple media década de su implementación, tiempo en el que las exportaciones mexicanas hacia Norteamérica se han incrementado 60 por ciento, siendo el autotransporte la principal vía para mover la carga.

Este acuerdo, que entró en vigor el 1° de julio de 2020, luego de un largo proceso de negociaciones, vuelve a estar en vilo a un año de su revisión, debido a la guerra arancelaria que el Presidente estadounidense Donald Trump mantiene con sus socios comerciales. 

Si bien su discurso en torno al T-MEC aún es positivo al hacer una excepción del pago de estos gravámenes a la mercancía que entra a Estados Unidos bajo este acuerdo, expertos consideran que estos aranceles per se violan el tratado, en especial los del 50% al acero y aluminio. 

“Me parece que son insostenibles desde un punto de vista legal, ya que con México mantiene un superávit en estos productos”, destaca Antonio Ortiz-Mena, Presidente del Comité Técnico de Estrategia del T-MEC en el Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior, Inversión y Tecnología (COMCE).

De acuerdo con datos de la Oficina de Censo de Estados Unidos, la balanza comercial de ese país en acero y aluminio registró un superávit con México de 6,897 millones de dólares en 2024, mientras que con China (-13,949 millones de dólares), Canadá (-9,675 millones de dólares) y Australia (-315 millones de dólares) tiene un déficit.

Es decir, México le compra más de lo que le vende.

La fortaleza de la región en un lustro

En los primeros cinco años del T-MEC, la región de Norteamérica se ha fortalecido con este tratado comercial, por lo que su continuidad resulta indispensable para la economía de las tres naciones, coinciden especialistas.

“La integración económica en América del Norte fortalece la competitividad de los tres países”, asegura Kenneth Smith Ramos, exjefe de la Negociación Técnica del T-MEC.

En el primer cuatrimestre de 2020, las exportaciones de México hacia el mundo acumularon un valor de 131,547 millones de dólares, cinco años más tarde, el nivel es de 207,548 millones de dólares, una cifra récord.

De ese total, 82% tiene como destino Estados Unidos y Canadá, donde el autotransporte mueve siete de cada 10 dólares del valor de mercancía, de acuerdo con datos de la Oficina de Estadística del Transporte del Gobierno estadounidense (BTS, por sus siglas en inglés).

Tan solo en este 2025, México se consolidó como el principal proveedor externo de Estados Unidos, con exportaciones que sumaron un total de 173,167 millones de dólares, mientras que las importaciones estadounidenses al mercado mexicano totalizaron 111,891 millones de dólares, refieren cifras de la Oficina del Censo.

En conjunto, sumando importaciones y exportaciones, México alcanzó una participación de 14.7% en el comercio de Estados Unidos durante los cuatro primeros meses del año, superando a Canadá (13.1%), China (8.7%), Suiza (4.4%) y Alemania (4.3%).

En cuanto a la Inversión Extranjera Directa (IED), México captó 21,373 millones de dólares en el primer trimestre del año, un nuevo máximo histórico para un periodo similar desde que la Secretaría de Economía tiene registro.

De ese total, las empresas de Estados Unidos y Canadá representaron el 42.4% de los flujos totales, mostrando la fortaleza de las relaciones económicas en la región T-MEC y la interdependencia del crecimiento económico trilateral.

¿Revisión o renegociación? 

El T-MEC, que sustituyó al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), tiene una vigencia inicial de 16 años, es decir, hasta 2036, pero en el artículo 34.7 se estableció una revisión a los seis años de su implementación.

Esta inspección estaba planeada inicialmente para 2026, pero los aranceles implementados por Estados Unidos adelantaron las conversaciones, y ahora los negociadores de los tres países están replanteando sus principales demandas.

Sobre los capítulos sensibles que Estados Unidos estaría interesado en retomar en esta revisión están los relacionados con las industrias agrícola, automotriz y energética.

“Trump va a proteger aquellos sectores donde siente que tienen un déficit comercial, como la manufactura y agricultura, lo que es incorrecto porque un déficit no es la mejor unidad de medida de la cadena de valor en una relación comercial”, detalla Smith Ramos sobre los puntos clave que el Gobierno de Trump pondrá sobre la mesa.

Como ocurrió hace cinco años, la iniciativa privada tiene un papel relevante en esta revisión, haciendo planteamientos en temas específicos como las tecnologías de la información, que acaparan cerca del 30% de la inversión de la manufactura en México.

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A principios de mayo, representantes de la Cámara Nacional de la Industria Electrónica, de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información (CANIETI) y del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) solicitaron al Gobierno de la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo incluir a los semiconductores en un capítulo especial del T-MEC.

Esta revisión adelantada del tratado, de acuerdo con palabras de Marcelo Ebrard, titular de la Secretaría de Economía, llegará en un momento en que Estados Unidos está “en un proceso de construcción de un sistema comercial diferente, basado en aranceles y no en la competitividad de las economías”.

Bajo este escenario, el T-MEC llega a su quinto aniversario, en espera de que en 2026 los tres países extiendan su vigencia por seis años adicionales, hasta 2032.

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