La baja en la demanda de servicios sería el principal impacto negativo al autotransporte con las nuevas medidas de restricción impuestas por Gobiernos locales debido al retroceso del semáforo epidemiológico y el avance de la segunda ola de contagios, reveló el Termómetro TyT de esta semana.

De acuerdo con este ejercicio de opinión, que esta semana reunió la participación de 328 transportistas a través del Twitter @revistatyt, el 30.8% considera que una menor demanda es el riesgo de estas acciones.

Tal como sucedió en el inicio de la pandemia, las medidas podrían implicar el cierre de comercios no esenciales –principalmente del sector servicios–, lo que implicaría que los prestadores de servicio de autotransporte tengan que detener sus unidades.

Sin embargo, tras la experiencia de los primeros meses de la pandemia, este posible escenario no sería tan catastrófico pues, de acuerdo con el testimonio que diversos transportistas compartieron con TyT, la diversificación de sus negocios ha sido una de las principales lecciones que les dejó los duros meses de abril y mayo.

Por otro lado, aquellos que prestan servicio a industrias como la automotriz, construcción y minería, tienen el respaldo que éstas fueron declaradas como actividades esenciales con la llegada de la nueva normalidad.

Por otro lado, el 26.5% de los participantes en el Termómetro TyT consideró que mayores costos logísticos es un impacto de las nuevas medidas. Y es que una menor demanda de productos o restricciones en horarios de entrega derivan en un reajustes de utilización de flota, almacenes e inventarios, lo que podría conducir a pérdidas en toda la cadena de distribución.  

En este renglón, aquellas empresas que durante los meses más álgidos de la pandemia aprendieron a planificar su operación, cuidar sus finanzas y reducir costos. Estas herramientas son y seguirán siendo clave para estar preparados para cualquier eventualidad.

En tercer lugar en el Termómetro TyT, con el 26.3% de la votación se colocó mayor inseguridad. Si bien el tema ha estado en la agenda de los transportistas desde antes de la era de la COVID-19, datos de la Asociación Nacional de Empresas de Rastreo y Protección Vehicular (ANERPV), el hurto de carga ascendió 7% entre marzo y abril, respecto a los dos meses previos.

La agrupación compartió que el repunte de este ilícito fue producto del confinamiento y la restricción a la movilidad, impuestos por las autoridades a partir de marzo, para evitar la propagación del COVID-19.

Además, de acuerdo con el Centro de Inteligencia de Cadena de Suministro Sensitech (SCIC), el robo al autotransporte con mercancías de cuidado personal se disparó 45% en el segundo trimestre comparado con el primer trimestre de 2020.

Finalmente, el 19.2% de los participantes en el Termómetro TyT consideró que las restricciones en los horarios es el principal impacto de las medidas que podrían llegar ante la segunda ola de contagios de COVID-19.

Cabe recordar que, principalmente en los meses de abril y mayo, los Gobiernos municipales emitieron medidas –sin un criterio uniforme– de horarios para diferentes comercios. Esto implicó un reto para las empresas transportistas que tenían que ajustar sus rutas de distribución para cumplir con lineamientos en cada localidad.

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