La autopista Monterrey-Nuevo Laredo es una de las vías de comunicación más importantes del país, sobre todo en términos de autotransporte de importación y exportación, pues conecta a dos entidades esenciales para esta actividad, y justo ahí se encuentra la caseta de Sabinas, que en semanas recientes se ha convertido en un calvario, aunque nada tiene que ver con la Semana Santa. 

Anaí Fernández, gerente comercial de Tralfer Logistics, relató que, en días recientes, cruzar esta plaza de cobro le tomó 30 minutos, pero cuando se trata de un tractocamión de carga, esto puede tomarles entre 45 minutos y una hora, razón por la que urgió para reparar, actualizar o reemplazar los lectores de los pagos electrónicos de cobro. 

“Cada vez es más frecuente que los lectores del TAG o cualquier otro sistema de pago no sirvan, lo que provoca que de las cinco o seis ventanillas, todos tengamos que formarnos en la que aceptan sólo efectivo, y además, en muchos casos los vehículos están demasiado pegados entre sí, lo que provoca que sea una odisea maniobrar en reversa. Si para un coche particular es todo un logro, imaginemos cómo es para un camión con un remolque de 53 pies o incluso para un full”, señaló la empresa. 

En entrevista para TyT, Fernández agregó que durante las últimas semanas, le ha tocado ver filas de vehículos de hasta 3 kilómetros para cruzar la caseta de Sabinas, y si bien el tema tecnológico es un factor crucial, también es cierto que ante la falta de paradores seguros, muchos operadores no tienen más opción que orillarse sobre el acotamiento, pero esto siempre es después de pasar el punto de peaje. 

De hecho, un compañero transportista le compartió a Anaí un dato obtenido a partir de un cálculo con las estadísticas disponibles. En la aduana de Nuevo Laredo se registran 14,000 cruces diarios; sólo por tomar un número, qué pasaría si de éstos, 10,000 llegan a la frontera por esta carretera y tienen que pasar por Sabinas. 

“Si estos 10,000 están estacionados uno detrás de otro y cada uno ocupa unos 30 metros, serían 300,000 metros de fila, es decir, 300 kilómetros, pero no cabrían, ya que la autopista es de 230 kilómetros. La deducción es sencilla, sería un colapso”.  

Otros colegas también refirieron que cuando han tenido que pagar en efectivo porque los lectores no sirven, no han podido facturar estos peajes, ya que también los sistemas para este trámite son ineficientes. 

Unos más, de plano, le dan efectivo al operador para que no pierda tiempo, aunque saben que en términos fiscales también habrá una pérdida. 

Al respecto, Anaí Fernández señala que la comunicación con sus clientes ha sido la clave para solventar los retrasos provocados por la caseta de Sabinas y otras casetas que presentan estos fenómenos en el país. 

“Los proveedores de telemática suelen ofrecer información en tiempo real y también están conectados con Google Maps, de tal manera que, en nuestro caso, podemos compartir esta información con los clientes de manera anticipada, y éstos, en general, son flexibles y entienden que es un tema que se sale de nuestro control, aunque también coinciden en que urgen una solución, ya que el pago de los peajes no es barato, razón por la que su servicio debería estar a la altura”, agregó. 

“Así no podremos aprovechar el nearshoring”

Esta gran tendencia sobre la llegada de nuevas inversiones al país tiene que venir acompañada de infraestructura en todos los renglones, ya que no se trata simplemente de poner fábricas y listo, hay una serie de requerimientos indispensables para aprovechar el llamado nearshoring. 

Bajo esta premisa, la entrevistada hace hincapié en la urgencia de solventar la movilidad en todas las vías de comunicación, y en la caseta de Sabinas ya que, de lo contrario, el nearshoring no tendrá el impacto que se requiere. 

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“Si la tecnología, las inversiones y sobre todo los esfuerzos de las autoridades y empresas que administran las plazas de cobro, difícilmente vamos a estar a la altura de la nueva realidad; por eso es urgente atender éste y otros temas”, finalizó.