Los vehículos eléctricos son cada vez más comunes en nuestras calles, ya que vemos desde un automóvil hasta una SUV. Mientras en algunos centros comerciales y ocasionalmente en restaurantes, hay cajones para la recarga de baterías.

Los vehículos comerciales no son la excepción, dado que ya están alcanzando una mayor participación en el parque vehicular. Es por ello que las armadoras y los proveedores de componentes están creando sistemas con los cuales darles soporte, como el desarrollo de ejes, baterías y fuentes de poder eléctricas, que han tenido un gran progreso para que éstos sean viables en algunas aplicaciones.

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Los camiones ofrecerán diversos beneficios, como el disponer de energías renovables y diseños menos complejos, pero también tendrán algunos retos, como el desarrollo de nueva infraestructura, inversiones de desarrollo, capacitación en esta nueva tecnología y reconfiguración de talleres de mantenimiento, entre otros.

En nuestros archivos de NACFE, tenemos ya varios Reportes Guía (Guidance Reports) para los temas relacionados con los vehículos eléctricos —que por ahora están en inglés y pronto los tendremos disponibles en español—, y continuaremos estudiando estos desarrollos en este segmento de la industria del transporte que cambia muy rápidamente.

En este momento en el que se está en la etapa de desarrollo, hay varios argumentos de por qué cambiar a un vehículo eléctrico de baterías (BEV, por sus siglas en inglés) y argumentos por los que aún no es conveniente. Por ahora no son una solución para todas las aplicaciones del mercado, pero conforme pasa el tiempo, se va incrementando su participación desde Clase 3 hasta Clase 8.

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Los modelos pioneros han sido los de vehículos de reparto en los segmentos de Clase 3 a Clase 6, con rutas generalmente estables y definidas que salen y regresan a la misma base de inicio, primordialmente por la infraestructura de carga que necesitan los BEV. 

La inversión para esta nueva etapa del transporte juega un papel fundamental, ya que se requiere una infraestructura de carga en las ciudades y, para que más inversionistas se sientan seguros, es necesario que los vehículos sean confiables en términos de costo y autonomía. El mantenimiento cambia radicalmente, tomando en cuenta que el motor convencional de combustión interna con diesel, grasas y lubricantes ya no está presente, ahora es un motor eléctrico con circuitos y arneses.

De igual manera, el retorno de la inversión requiere un poco más de esfuerzo calcularlo, ya que se necesita involucrar a otros factores como subsidios, incentivos, impuestos, imagen de marca, costos de clientes potenciales (por ser un vehículo “verde”) que tradicionalmente no entraban en el cálculo.

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Acerca del autor: José Gutiérrez es el director de Enlace Industrial para NACFE LATAM y socio fundador de la firma de consultoría Highpercons, la cual se enfoca en el diseño de estrategias, implementación de control de calidad y definición de indicadores. Sus responsabilidades en NACFE LATAM incluyen ser la interfase con flotas, armadoras y proveedores, y administrar la red social para México y Latinoamérica. Si desea participar en el grupo de LinkedIn de NACFE LATAM, por favor contacte a jose.gutierrez@highpercons.com

Colaboración de NACFE en exclusiva para TyT. Traducción y edición técnica: José Gutiérrez Caldera.

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