Los bonos de carbono, que emiten instituciones internacionales como Grütter Consulting y Off Carbon, no están siendo aprovechadas en el transporte público de México, advirtió la Asociación Mexicana de Transporte y Movilidad (AMTM).
Durante el webinar, «Acelerando la movilidad en México con créditos de carbono», organizado por la AMTM y Grütter Consulting, se precisó que, los últimos proyectos que merecieron bonos de carbono datan de los años 2008 a 2012, cuando se registraron, sólo por cambio modal, como en ese entonces lo establecían las normas del Acuerdo de Kyoto, primer mercado de CO2 a nivel internacional.
En ese entonces, proyectos como la Línea 12 del Metro o el Metrobús del Estado de México, arrojaron resultados por 20 millones de toneladas de dióxido de carbono que dejaron de emitirse anualmente al medio ambiente, lo cual fue verificado por organismos internacionales.
AMTM precisó que, los bonos de carbono son certificados que representan la reducción del dióxido de carbono (CO2) o su equivalente en otros gases de efecto invernadero a la atmósfera. Se generan a partir de proyectos que buscan reducir o evitar este tipo de emisiones y se comercializan en mercados especializados a diferentes costos, que pueden ir desde los 60 hasta los 100 dólares por tonelada.

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Falta de conocimiento limita su aprovechamiento
Susana Ricaurte, Asesora Senior de Grütter, explicó que, desde esos proyectos de 2012, en México no se ha emitido ningún bono de carbón para electromovilidad, a pesar de que es un instrumento financiero que los diferentes actores del ecosistema pueden utilizar.
«Es una oportunidad que no se está aprovechando, porque tanto las autoridades como los operadores del transporte, tienen la claridad de que los sistemas eléctricos reducen emisiones, pero no tienen el conocimiento que al hacerlo pueden obtener recursos de financiamiento que les ayudan a cerrar brechas necesarias para este tipo de movilidad», afirmó Ricaurte.
En el caso de Grütter Consulting y Off Carbon son una consultora internacional y una start-up, respectivamente, que originan créditos susceptibles de ser comercializables en los mercados voluntarios de carbono.
Jürg Grütter, Director Ejecutivo de Grütter Consulting, explicó que el consorcio trabaja con créditos de carbón en el sistema CO2 desde 1991; el primer crédito para electromovilidad data de 2012 en la India con motos y triciclos eléctricos. Los primeros buses eléctricos financiados con este tipo de créditos fueron para Chile y Uruguay.
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Bonos cubren parte de la adquisición de unidades
Jürg Grütter señaló que la venta de créditos de carbono puede cubrir una parte del diferencial para la adquisición de unidades eléctricas y sistemas de carga. Explicó que no se necesita documentar los proyectos, sino que el financiamiento se otorga a partir de resultados, lo que significa que se monitorea el número de vehículos, su kilometraje, cuánta electricidad consumen y a partir de eso se calcula cuántos ahorros de CO2 tiene cada vehículo. Con base en el resultado real se recibe el financiamiento, como pago por un servicio ambiental.
Por su parte, Daniela Flores, Consultora y Gestora de Proyectos en Grutter Consulting, indicó que todavía existen muchas áreas de oportunidad en la electromovilidad, lo que provoca que los proyectos no sean rentables, como por ejemplo desaprovechar las electrolineras: «Es como si tuviéramos una gasolinera que solo sirviera en la noche, ese modelo de negocio no sirve, desde el punto de vista del operador de carga hay que ver cómo podemos mejorar el costo total de propiedad; es necesario mejorar los nuevos modelos de negocio para hacerlos mucho más rentables».
Nicolás Rosales, Presidente de la AMTM, expuso que con esta alianza se busca aportar mayor información sobre electromovilidad, con el fin de contribuir a mejorar el medio ambiente y reducir los decesos por enfermedades provocadas por la contaminación, que en México llegan a 20,000 personas al año.
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