Desde que recuerda, Marcela Marroquín Cavazos ha visto a sus papás atender el negocio familiar y cuidar a su familia. Ambos, su padre y su madre, se han repartido las responsabilidades del grupo empresarial y las tareas de formación y cuidado de los niños ahora convertidos en adultos. A propósito del 10 de mayo, platicamos con ella.

Hace poco más de un año, en medio de la pandemia, Marcela se convirtió en mamá. Al igual que las más de 35 millones de mamás que hay en México, su vida cambió. Los tiempos, la rutina, las responsabilidades y el equilibrio entre la empresa transportista y Emilia, su hija, ahora son distintos. 

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Marcela es gerente de Administración en Grupo Marroquín. Antes de ser mamá, su rutina en el trabajo iniciaba a primera hora y terminaba pasadas las siete de la tarde, incluso atendía pendientes y emergencias cerca de la medianoche. 

Pero el cambio en realidad no fue tan drástico, ya que a propósito de la pandemia, mucha de su operación administrativa empezó a ser a distancia. La practicidad y seguridad del trabajo a distancia le permitió adelantarse a la maternidad, ya que hoy sigue resolviendo algunos temas desde casa. 

A pesar de que su carácter le ha exigido estar presente en cada operación de la empresa, tanto la pandemia como la maternidad le han hecho ponderar, delegar y buscar un nuevo equilibrio entre ambas actividades sin descuidarse ni dejar de hacer las cosas que le gustan.

Ahora, en la nueva realidad, su horario de oficina es de nueve de la mañana a tres de la tarde. Y aunque no termina su jornada, vuelve a casa para estar con su hija, comer con ella, jugar, bañarla y dormirla, cerca de las 19 horas. 

Hacia la noche se dispone a un poco de distracción con alguna película o una serie, compartir con su esposo y disponerse para el siguiente día. Cuando las jornadas de trabajo se extienden, Emilia la acompaña, justo como Marcela hacía de niña.

Los fines de semana, eso sí, son en su mayoría familiares. Salir, hacer y estar con su esposo y con su hija son prioridad para sábados y domingos. A pregunta expresa, ella considera que el gran reto para este equilibrio está en saber organizar sus actividades y destinar tiempo para los importante y lo urgente. 

En entrevista para TyT, Marcela apunta que también cuenta con la gran ventaja de trabajar para una empresa familiar en la que estos tiempos dependen de ella y esto funciona en la medida en que su trabajo esté realizado en tiempo y forma. 

Sin embargo, también aclara que las políticas del grupo empresarial buscan ser empáticas con todos los colaboradores, y a propósito de este 10 de mayo, de forma particular con las mamás. 

Flexibilidad y comprensión, claves para Grupo Marroquín

Hace un par de años, en MM Carga -empresa del grupo empresarial de la familia-, había una operadora. Aunque gran parte de la infraestructura de los conductores está diseñada para hombres, siempre hubo la facilidad y atención para solventar sus necesidades. 

Hoy ya no trabaja en la compañía y todos los operadores son hombres, sin embargo, en la parte administrativa en promedio hay mitad hombres y mitad mujeres, y las prácticas en torno a las necesidades de las mamás también están relacionadas con la flexibilidad y la comprensión. 

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Festivales de la escuela de sus hijos, visitas al médico o algún tipo de emergencia familiar son temas que la empresa toma en cuenta y suele dar permisos para salir temprano o llegar tarde, pues en México ser madre y tener un empleo no siempre son tareas fáciles de combinar. 

A propósito del 10 de mayo, Día de las Madres, Marcela aprovecha para reconocer el papel de las mamás mexicanas y, de forma especial, aprovecha para felicitar a la más importante para ella: Olga Cavazos.