Un modelo que incorpore, desde la impartición de la formación hasta la certificación, son las claves para la profesionalización de los operadores, lo que favorecería la seguridad vial, advirtió la Unión Internacional del Transporte por Carretera (IRU, por sus siglas en inglés).
Al dar a conocer el informe «Principios rectores para profesionales y responsables políticos», realizado en colaboración con el Banco Mundial, la IRU señaló que ha instado a las Naciones Unidas a establecer estándares globales para operadores profesionales, advirtiendo que la falta de cualificaciones está socavando la seguridad vial y la eficiencia en todo el mundo.
En el documento, la IRU reconoce que los operadores de transporte deben adaptarse y cumplir continuamente con regulaciones. Esta adaptación es un factor importante a medida que los gobiernos implementan políticas y estrategias para el desarrollo de sus países o regiones.
Además, con la globalización, el transporte, y en particular el transporte por carretera, son motores clave para la movilidad y el comercio, e indirectamente para el crecimiento, la reducción de la pobreza y la prosperidad.
El organismo afirmó que, el reto para los gobiernos es crear un marco que permita el desarrollo de la industria del transporte, garantizando al mismo tiempo la satisfacción de las necesidades sociales de forma sostenible.
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Desafío del sector
IRU identifica siete desafíos del transporte por carretera: precios altos pero ingresos insuficientes, obsolescencia de las flotas, atomización de la industria, informalidad, seguridad vial, escasez de habilidades y representación de género desequilibrada, estos dos últimos tienen que ver directamente con los operadores.
El informe indica que, la capacidad profesional es uno de los factores clave para la eficiencia y la seguridad de las operaciones de transporte a todos los niveles. Afirma que, un buen conductor es el resultado de una combinación de habilidades personales y formación.
Advierte que aún existen países donde la licencia de conducir profesional para el transporte por carretera (mercancías y pasajeros) se obtiene sin formación específica en habilidades profesionales complementarias, además de la conducción.
Además, el sector está explorando estrategias para atraer un grupo más diverso de operadores cualificados. Reconociendo el potencial desaprovechado de las mujeres en la fuerza laboral, ha surgido un esfuerzo concertado para fomentar una mayor participación femenina en la industria del transporte.
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Certificación, educación y concientización
Recientemente, en su intervención en el Foro Mundial de las Naciones Unidas sobre Seguridad Vial, Clara Sánchez López, Asesora de Políticas de Incidencia Global de la IRU, subrayó la necesidad de profesionalizar a los operadores comerciales y armonizar los estándares para mejorar la seguridad vial.
Argumentó que los vehículos pesados están involucrados en una proporción relativamente pequeña de accidentes de tráfico, la mayoría de los cuales (85%) son causados por errores humanos. De estos, tres cuartas partes son causados por otros usuarios de la vía.
«La certificación, la educación y la concientización de los operadores, tanto para los de vehículos pesados como para otros conductores, son cruciales para abordar el factor humano», precisó.
En ese sentido, la IRU se pronunció por estandarizar los permisos de conducir, pero afirmó que deben ir acompañados de una armonización de las cualificaciones profesionales para promover la seguridad vial.
«Un sector profesional formalizado debe basarse en estándares internacionales. Sin embargo, los estándares no son suficientes; deben implementarse y supervisarse eficazmente«, indica el informe.
Cuatro pilares
En el estudio, la IRU propone un enfoque de cuatro pilares (formalizar, profesionalizar, validar y gestionar) como marco práctico para establecer, implementar y supervisar los estándares de los operadores profesionales a nivel mundial.
El modelo también incorpora un enfoque de colaboración público-privada, que garantiza que todos los elementos, desde la impartición de la formación hasta la certificación, estén alineados, sean escalables y estén a cargo de la comunidad local. Este enfoque permite a los países desarrollar capacidades rápidamente, incluso sin un marco legal completo, y avanzar gradualmente hacia el reconocimiento formal.
Para ilustrar este punto, Clara Sánchez López hizo referencia a un estudio reciente sobre autobuses y camiones realizado por la IRU para la Comisión Europea: «Muchos países no pertenecientes a la UE cuentan con estándares de formación y cualificación comparables al Certificado de Competencia Profesional de la UE. Los elementos fundamentales ya existen, con formación teórica y práctica estructurada, exámenes obligatorios y un claro énfasis en la seguridad. Estos estándares requieren reconocimiento y armonización global. Esto también facilitará la movilidad de los conductores ante la escasez de conductores en muchas partes del mundo».
IRU destacó que los operadores son una figura clave en los servicios de transporte por carretera, actuando como embajadores de su empresa ante clientes, usuarios de la vía, autoridades de control y competidores.
El organismo reconoció que los operadores requieren más que una licencia de conducir: necesitan una formación integral. Esto incluye el conocimiento de la legislación sobre transporte por carretera, la normativa medioambiental, las normas de los vehículos, los contratos de transporte y la normativa específica para actividades de transporte especiales, como mercancías peligrosas y alimentos perecederos.
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