El tractocamión circula arriba de los 80 kilómetros por hora; a bordo van dos hombres que hace apenas media hora despojaron al operador de la unidad, con lujo de violencia. Lo dejaron golpeado a pie de la carretera. 

Ahora van impunes rumbo al norte del país, donde ya los esperan para hacer el cambio de tracto; éste habrá de convertirse en autopartes y refacciones para el mercado negro mientras que el remolque será utilizado para el siguiente golpe. 

Las mercancías, en tanto, ya también tienen destino con los comerciantes que compran estos lotes para vender cada pieza al menudeo en tianguis y bazares. Son artículos de higiene personal: objetos de mucha demanda y de venta rápida.

Ésta no es la primera vez que que los dos sujetos a bordo roban un tractocamión; de hecho, llevan haciendo durante los últimos cinco años y solamente una vez los atraparon. 

Luego de un par de noches en prisión preventiva, algún trámite acelerado con dinero y “la falta de pruebas” según el expediente, ambos salieron libres y tomaron una semana “de vacaciones”. Después, a “generar” el dinero de su liberación. 

A pregunta expresa realizada a decenas de transportistas sobre el principal reto y obstáculo al que se enfrentan todos los días; la respuesta es unánime: la inseguridad. 

Los robos carreteros están a la orden del día y la tendencia siempre ha ido al alza. Las flotas, en tanto, han evitado ciertas rutas, lugares de origen o destino, viajen en convoy, contratan tecnología, invierten en capacitación y sólo así han logrado disminuir los incidentes, mas no erradicarlos. 

Pero, ¿por qué esta situación sólo empeora? Platicamos con un empresario regiomontano y coincide en lo antes dicho, pero desde su visión es clara: las personas que roban al transporte lo hacen porque no hay Estado de Derecho. 

Esto significa que desde la denuncia, la reacción, la atención y, por supuesto, la impartición de justicia no son como deberían ser. Las policías, los Ministerios Públicos, las autoridades locales, estatales y federales o no están capacitadas o simplemente no quieren hacer su trabajo. 

Claro, la tercera opción siempre es que están coludidas con el crimen organizado y la delincuencia. Ya sea por elección o por amenazas, pues también ésta es una práctica cada vez más común. 

“Es por eso que los que roban siguen robando, pues la impunidad es la clave para que este fenómeno siga creciendo. Sí hay mucho por hacer en materia de seguridad, pues el paradigma de la Guardia Nacional como un nuevo organismo que velaría los intereses del país se quedó en el escritorio.

“Y no sólo ha dejado de hacer lo que hacía la Policía Federal, y antes la Federal de Caminos, sino que esto se ha hecho más latente con la falta de Estado de Derecho, es decir, hace falta trabajar en los dos frentes, pues poco o nada se logrará desatendiendo alguno, que de por sí ya están desatendidos”. 

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Quienes encabecen el próximo sexenio seguirán con la tarea pendiente, y por el bien de todos, será mejor que la hagan, pues de lo contrario, la inseguridad seguirá imperando en las carreteras y todos los ámbitos de la vida; mientras tanto, este transportista seguirá, al igual que nosotros, Al Lado Del Camino.